lunes, 19 de noviembre de 2012

Mi historia: Días Oscuros II Parte



Un escalofrió recorre mi cuerpo al recordar la llegada de la oscura noche durante aquellos días, el silencio se apoderaba del lugar pero dentro de mí el dolor era ensordecedor. Mientras la gente buscaba descanso, mi llamada de auxilio se volvía más intensa y desesperada, sabía que algo no iba bien y que aquellas punzadas en mi cuello no eran normales pero ¿qué podía hacer si ni siquiera tenía fuerzas para sostenerme en pie? solo me quedaba esperar y miraban el viejo despertador donde los minutos no avanzaban. A tal punto llegó mi debilitamiento que en unas de esas infinitas noches mis padres decidieron pedir asistencia a domicilio porque yo era incapaz de ir a urgencias por mí misma.

Al daño físico se le sumó el sufrimiento emocional que me producía ver el estado de incredulidad, nerviosismo y cansancio de quienes me rodeaba, ese fue mi verdadero calvario, el sentimiento de culpabilidad de estar haciendo daño a los que más quería y que no podía remediar ni poner fin, fantasma que en ocasiones aún hoy en día me persigue.
Quizás la guinda del pastel llegó el día en el que comencé a sentir que no podía ir al baño. Lo intentaba una y otra vez pero no conseguía orinar de ninguna de las formas, así que una vez más emprendimos el camino hacía el hospital, aunque esta vez iba a ser distinta a todas, esta vez no habría regreso a casa ya que esa misma noche me ingresaron por un globo vesical y nunca más las cosas volvieron a ser iguales.
El reloj seguía en curso y aun teniendo delante de sus ojos a una niña de 19 años retorciéndose de dolor, sondada y postrada en una cama, los médicos no supieron dar otro diagnostico que Neurosis Conversiva ¿Neurosis Conversiva? ¿Qué querían decir con eso? ¿Qué yo me provocaba todo aquello? ¿Qué estaba loca? ¿Qué fingía? ¿Cómo se puede fingir un globo vesical? Lo más indignante de todo esto es que llegaron a esta conclusión sin hacerme ningún tipo de estudio previo, sin descartar que pudiera tener algo físico, me estaban arrebatando toda oportunidad de recuperarme.

Belén Higueras Garnica

3 comentarios:

  1. En aquellos dias de tanto sufrimiento, tanta tesión, tanta impotencia, hubo muchas sensaciones y sentimientos que quedaron grabados en la mente, pero sacar conclusiones de esos sentimientos es engañoso. Siempre quedan grabados en la mente unos más que otros, pero no siempre van a ser los más acertados los que más impresión dejaron. Es comprensible que con aquel estrés pensaras cosas raras, pero ya, hoy dia, no pienses en culpabilidades corazón, eso es lo que faltaba. Algún médico, algún hostipal e incluso algún juez, puede que sí. Pero culpable tú? no, belén, eso sí que no, faltaría más. No pienses más eso cielo.

    Aquel dia, saliendo a desayunar, estabámos Ángel y yo hablando precisamente de tí, de tus enormes dolores en el cuello, cuando de pronto recibió aquella llamada que tantas cosas cambiaría. Ninguno olvidaremos aquel dia de por vida. Perdimos todos mucho, tú más que nadie. Pero nos quedan muchos amaneceres, muchos atardeceres, muchas vueltas que darle a este sol que nos ilumina. Ahora nos toca hacer que cada dia sea lo mejor posible, lo más feliz posible. Y disfrutar de sus pequeñas cosas, y de sus grandes cosas que también las tienes, como tu familia y tus amigos. Eso es lo importante ahora. Un beso preciosa.
    PACOCHICO.

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